lunes, 1 de abril de 2013

Muchos ya no creen en mi. Los estandartes que alguna vez volaron por sobre mi cabeza hoy yacen olvidados, oscuros, marchitos. Son esos ideales, esas promesas cual juramento por los cuales me encadené a respetar. Claro, antes era más fácil, todo lo era. Antes podía soñar bajo la inocencia de una utopía. Un paraíso al cual creía entraría por derecho natural. ¿Y por qué no? Si fui lo mejor que pude ser, o al menos eso intenté. Fui el mártir, fui el ejemplo. Creía que la vida daría una vuelta a mi favor.

¿Y acaso no fue eso lo que sucedió?

Relatar estas cosas siempre resulta algo complejo, empalagoso, pedante inclusive. Claro, ¿podrías tu venir a corregir algo de lo que he dicho? He de esperar que mis palabras sirvan a un bien más noble que mi banal ego. Pero no es así. Nunca lo fue. Sólo quise testimoniar mi propia caída, mi propio libro negro. Ese cuya escritura cuesta descifrar, puesto que cada letra en sus vejados pasajes está mutilada por esa mano que busca tanto inmortalizar como olvidar. Sangre de mi alma que intenta cubrir la humillación de mis actuaciones. ¿Pero por qué? Supongo que algo de lo que hice estuvo mal.. Y he ahí nuevamente mi pedantería.. Mi mera existencia es un error, para algunas perspectivas. Personalmente, creo que debo luchar por merecer el aire que respiro, pero es una trifulca difícil, puesto que, entre todos los factores que pesan sobre mi espalda, hay uno en particular que me impide lograr dicho fin.Y si, lucho contra mi propio ego al escribir esto, es también contra mi mismo con quien debo luchar para tener tal honor. Siempre fui yo, siempre lo he sido, y siempre lo seré. Una sátira burlesca del equilibrio, del Ying y el Yang, de esa trifulca de  lobos, o como quieras verlo. No es contra el resto, no es competir, no es sobrevivir, es vencer... Es derrotarme.

Es mi lucha, mi desquicio, mi leyenda. Soy mi peor enemigo, y mi único obstáculo. Derrotar a mi ego, para alcanzar todo aquello que deseo.

El hombre del espejo sonríe y voltea sus ojos.

El niño mira con ojos vidriosos, esperando un milagro.

Mi sombra se aleja. Mi soledad queda.

Simple. Yo.

1 comentario:

franciscow dijo...

Yo sigo creyendo en ti