jueves, 18 de septiembre de 2008

Torrente

Intenté adaptarme, realmente.. Lo intenté.. Pero cada intento plasmaba en mi una realidad que cada vez se volvía más y más inevitable: No soy como ellos.

Era la vergüenza, el odio y el miedo, todo en una mezcla putrefacta, que resulta en el carácter de todo ser actual, que se considera "parte de". Es el rechazo, el desagrado, hacia la propia naturaleza humana; lo básico, lo principal. Y es lo que ellos tanto repudian y temen. No lo soportan; Rehuyen de ello aún cuando les cueste su propio orgullo y decencia.

...

Sólo quería alguien con quien hablar.. Pero todos aquí tienen un motivo que dista del mío. Intenté.. Borrarlo.. De alguna forma. Pero no pude; Me persigue. Es mi destino, mi pesadilla.. Es el estigma que me ha tomado casi dos decenios en forjar. Es lo primero que veo al despertar, y lo último al dormitar. No es una fantasía de mi subconciente; Es la herida, ardiente e incesante que seca mis ojos. Es un recuerdo que no he podido transformar.

Y qué obtenemos al final, de todo el esfuerzo, de todo ímpetu en alcanzar una utopía sacada de libros que claman sapiencia.. Imbéciles que pregonan una supuesta salvación de todo lo malo, de todo lo triste, de todo lo humano.
Yo no busco el sueño ajeno, no. Busco el mío propio, y he de pagar el precio por ello: Una eternidad.

Es la tarea; la razón que todos buscan para sus vidas. Es aquella búsqueda, no de la razón, ni de la calma.. Es de el propósito de realizar dicha búsqueda (...). No, no me creo un pequeño dios con estas palabras. Me limito a exhalar lo que no puedo pensar en público.

Y es que mi castigo, el precio que ya he pactado y cancelado, me obliga a ver cómo mi vida se derrama lentamente por mi cuerpo. Y es que la única cura, que por cierto existe, es mi quimera. Es mi salvación, es mi credo, es mi fantasía y mi locura. Es la vesanía, de ser posible, de mi privado ser. Y es mi búsqueda, por la noche, en un lugar despoblado, oscuro y solitario, la que me promete una salida.

He tomado mi decisión.. Sólo me queda aferrarme a ella.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Epifanía

..Para qué tanto esfuerzo.. De cualquier forma, al final, te escupirán en la cara.

sábado, 16 de agosto de 2008

Alegre

Te veo, a través de una ventana invisible. No me conoces aún, pero yo te conozco, completamente. Conozco tus gustos, tus miedos y tus sueños. Conozco las cosas que te desagradan, y las que desearías hacer. Eres mis ojos en el agua.

Te veo como un recuerdo, tan frágil y pequeño. Eres un pequeño ser, lleno de alegría y felicidad. Agradas a la gente y a tus padres. No eres un alumno ejemplar, pero no importa: eres una buena persona.

Te agrada comer, y jugar en el computador, con la asistencia de tu hermano claro, a quien tanto admiras. Te encanta ver cómo él arregla los desperfectos que creas, e intentas demostrar la devoción y cariño que le tienes, aún cuando a él no le importa.

Haces enojar a tus padres, más que nada a tu madre. Si, lo sé bien. Pero sabes que en el fondo, ella te quiere; te ama. No importa cuantas veces te corrija y te grite, sabes que lo hace no por tu mal, sino por todo lo contrario.

Eres un niño.. Un buen niño.. Alejado de todo aquello que pudiera pervertirte. Eres sano, y disfrutas de la vida. Eres alegre.. Simplemente un niñito alegre.

Tienes un carácter algo obcecado, claro. Si, lo he visto, y tu padre lo recuerda con cariño. Pero más allá de esas insistencias, sabes bien que no será capaz de negarte nada. Ah, si no has sido mimado.

Te gusta salir a caminar con tu madre. Te gusta acompañarla. Más que por el simple hecho de enorgullecerla y disfrutar de su compañía, es porque quieres asegurarte de que nada malo le ocurra, aún cuando sabes la poca protección que podrías otorgar.

Alegre.. Una sonrisa.. Tu sonrisa, es tu firma. Todos te conocen por ella. Y todos tienen una sonrisa para darte.

Claro.. Allá en el colegio, las cosas son algo distintas. Ahí están tus compañeros, que ven en tu alegría, una excusa de burla. Te molestan, y se ríen de ti.

No eres capaz de entender. ¿Porqué se ríen de mi? Una pregunta que te ha de acompañar por un buen tiempo. No eres un niño problemático. Sólo te juntas con los que crees son tus amigos, los cuales se ríen a tus espaldas.

Sientes una enorme soledad. Sientes que no puedes confiar en nadie. Te entiendo, más de lo que crees.

Y a medida que pasen los años, irás entendiendo, de la manera más difícil, que la alegría no es una faceta aceptable. No, el niño alegre no es admisible aquí.

E irás perdiendo esa característica alegría tuya, día tras día, año tras año. Es un pronóstico oscuro, lo sé. Pero al final, tampoco sabrás si fue lo mejor.

Más allá de lo que pueda ocurrirte, pequeño, quiero decirte, o intentar hacerlo, palabras que te motiven. Quiero darte un abrazo, y decirte que todo estará bien. Quiero secar tus lágrimas y comprarte un helado, de chocolate, que tanto te gusta. Quiero caminar contigo por el parque hasta que finalmente el tramo se acabe, y todo termine para ti.

No estés triste. Aquél dolor será sólo momentáneo. Esos años, arduos años, serán más que un calvario para ti. Te convertirás en lo que añoras, y en lo que detestas. Serás el fruto de tu experiencia.

Pero por ahora, no te preocupes de eso. Quise verte hoy, para añorar tu alegría, tu inexistente pesimismo que te marcará algún día. Quiero recordarte por siempre, en tu uniforme, con una sonrisa enorme, de la mano de tu madre, caminando por ahí, sin nada por lo cual estar triste. No quiero jamás olvidarte, muchacho.

Te extrañaré por siempre, y tu recuerdo será una lágrima en mi árido rostro.

Dulces sueños, pequeño mío. Mañana será otro día para olvidar.

viernes, 15 de agosto de 2008

Fugaz

Lo sé, y lo siento. No debería liberarme de ésta manera. La verdad, creo que no estoy muy bien. He tomado mis pastillas, pero siento que no es más efectivo que escuchar la causa de ello.

Hace dos días la vi pasar. No me reconoció. La verdad no puedo culparla. Parte de las razones de porqué muté cutaneamente fue por lo mismo que se devanea mi mente en éste momento. No es nada grave, nada de qué preocuparse. Sin embargo, mentiría si dijese que no sentí una leve ventisca helada cuando cometió aquella negligencia. Creí que habíamos entablado algo, una relación.. Incluso, si me lo permito, una amistad. Creo que nuevamente dejé volar mi imaginación.

Recuerdo aquél día. Era una simple excursión con unos cuantos interesados, nada fuera de lo común. No tenía fe en ver, o conocer a alguien con el que quisiera hablar.
Pero, me tomó por sorpresa. No la noté en principio, la verdad. Pero por las circunstancias, por las que incontablemente he suplicado en el pasado, tuvimos algo de qué hablar.

Prácticamente, fuimos encerrados. Era simplemente unos momentos quietos en la velocidad, sin embargo, fueron lo suficiente para mi. Lo admito, caí. Talvez fueron sus ojos, o su bella carita, o talvez simplemente mi mente y mi corazón se debaten el control en medio de una fusta desesperada. Talvez fue una simple coincidencia; una alineación que nuevamente no pude preever, como nada en aquél día.

El lugar era bastante agradable, lleno de sapiencia. Hice lo mejor que pude para aprovecharla, me contento con ello. Pero era ella, ella, la obra que quería ver y comentar. Era ella la muestra a cuyo autor quería alabar, en desmedro claramente de los objetivos que me impuse aquél día.

Luego, ya en un tono olvidado de convivencia, pude estar cerca de ella, celosamente planeando y asegurandome que así fuera. Pude sentir esa sensación que creía haber olvidado. Eso de.. Querer el bien mayor, sólo para ella. Esa incesante sensación de protegerla, y cuidarla. No pude entender hoy, aún en éste momento que destapo mis dedos. Y era consecutivo, o talvez para mi lo fué. Sus gestos, sus ofrecimientos. Todo me hacía caer en un sopor, en un estado inusual en mí. Algo que tantos años me costó paliar e intentar olvidar. Ese lado.. Ese maldito lado.. Sumamente deleznable.

Sin embargo, disfrutaba cada momento, cada segundo. Era adictiva, no podía alejarme de ella, y sin embargo todo en mí me causaba un malestar, una contradicción severa. Era la dualidad de la cual todos hablan, ¿O fúe así? ¿Acaso no fué simplemente el desenfreno de mi abnegada fantasía, lo que trató (y logró) de hacerme creer que realmente pude ver en alguien más, el reflejo de algo tan abstracto, como lo es la perdída mitad de mi mismo?

Ni mil años de disciplinada filosofía y meditación podrían llevarme a un resultado concluyente.. Es simplemente el designio, el castigo, o la carga que hemos de soportar. La ambigüedad de nuestra existencia, y el apogeo de ella, que son nuestras interrelaciones.

Más allá de todo lo que pude creer, o intentar creer, no tuve las agallas de arriesgar una comodidad para saciar mi addición de ella. No, es mi debilidad, mi flojera, maldita sea.

Y fue mi punición hasta hoy, y lo será hasta enmendar mi pecado. El dejarla ir sin saber si realmente ella es mi grial, o al menos dilucidar cualquier duda respecto a ello.

Intento hoy escalar todo lo que podría ser un sueño; derrumbar lo que podría significar un despertar empapado en sudor frío. Y es verdad, temo su posible aversión, aún cuando pueda inferirlo dado los hechos. Y es en éste momento, donde debo romper con lo estipulado, y tentar a mis propios caprichos, arriesgando talvez la última oportunidad de buscar lo que nunca perdí.

Será realmente, la innombrable variante, la que decida si ésta vez, es simplemente un engorroso recordatorio, que plasme en mi carácter el hecho de que no nací para ello; que no fui diseñado para entregarme, o que finalmente, aún en plena etapa novicia, pueda finlamente saber cómo es el sentir el palpitar de alguien más.

Sea lo que sea, hay algo seguro: Nunca podré olvidar la demanda de un adiós, que le exigí por no percatarse de mis inusuales dejos. Ni la última palabra que me dijo, aún a distancia, pero que pude oír tan claramente, a pesar del miserable contexto acústico.. No, yo si puedo prestar mi atención, y por sobretodo a ti, amor, que eres mi quimera, y que a pesar de haberte amado fugazmente, a pesar de haberte demostrado infantilmente mi ser, pudiste olvidarme, a pesar del efímero espacio temporal que compartimos. Y seré yo entonces, egoísta como soy, quien guardará aquél recuerdo, celosamente, e intentará encontrarte, para que me olvides nuevamente.

Apaga la luz, porfavor.

domingo, 3 de agosto de 2008

Destello

Faros, luces distantes. Manchas en el horizonte negativo. Simples muescas de viento que entorpecen la razón, ya de por si adormecida y anonadada por el ínfimo tiempo de reacción.
No es inesperado, es sólo una consecuencia, para bien o para mal. Nadie talvez lo quiso así, o talvez ellos forjaron su propia suerte. Es un entramado de creencias indisoluble, y tan deleznable como la plegaria de cada uno de ellos.

No falta mucho ya. No están lejos. Claro, no lo concen aún. Lo han visto, y despreciado al mismo tiempo.. Sólo ha sido un tramo más en su vida. Nada fuera de lo común u ordinario que podría avenirles el episodio que ésa fatídica noche habría de consumar.

Miran impacientes desde el cielo, los testigos celestiales de todo evento ocurrido en aquella faz. Hoy habrían de vivenciar algo más. Un descuido, una negligencia, o talvez una receta bien preparada de olvido y descaro. Nada, esta vez ni el tiempo, podrá aclarar dichas causas. Sólo hemos de quedar con consecuencias y conclusiones.

Rien y disfrutan el preámbulo fatal. Claro, la ironía podría ser el mejor ejemplo a aplicar. Prefiero abstenerme de una expresión tan trillada. Además, no representa lo que en verdad es. Una tragédia. Una perfecta toma cinematográfica, digno de los maestros del género.

Una abisal penumbra los rodea, sin embargo se sienten seguros por la frágil compañia de la aurola artificial en la que se mueven. No ha de servirles mucho. No es que lo haya hecho en definitiva. Hablan, talvez incluso bromean. ¿Tientan al destino? La verdad es que desconocen lo conocido. Esa noche es su lienzo, y sus palabras son sus pinceles, que han de manchar desinteresadamente el delicado género vital.

Ya están cerca. No les ha tomado mucho tiempo llegar. Por supuesto, a mayor distancia, aumenta el desatino. Claro, si lo han hecho tantas veces, incluso en el deplorable estado en el que se encuentran, es improbable que algo saliera mal.

El error puede sólo igualar a lo lamentable de ellos.

Un poco de presión firmó egoistamente su epílogo. Sólo queda espectar el impactante espectáculo del cual ellos mismos son protagonistas. No hay cortes, ni ángulos incómodos, sólo lo que pueden capturar con sus ojos. El descenso es infinito, y súbito. El final se presenta antes para los afortunados, y tardío para los malditos.

Luego, el silencio. Tras ese infierno auditivo, sólo queda el disfrute morboso de lo recién realizado, o sufrido. No hay otra forma, no se puede revertir lo causado, o lo vivenciado. Sólo nos queda el callar, e intentar asimilar el torbellino.

Fué el salto hacia la decisión, egocéntrica, que conllevó a la desgracia de quienes compartieron aquellos momentos de vesanía.

Fué la penumbra entonces, la única aliada, que silenciosamente encubrió sus acciones. Los destellos bicolores no tardaron en atenuar lo perdido. Pero esas heridas han de pagarse.

El destino puede ser sellado, o destruido, y no depende de la fe en las acciones, sino en la lucidez de los resultados.

domingo, 6 de julio de 2008

Ser

Piensas que eres quien crees que eres, lo sé. Es racional.. Más bien obvio que creas eso. Pero no es así. No te asustes, no te conozco. Nunca te he visto. Tampoco sé donde vives y qué haces en éstos momentos. No revises las ventanas; no estoy en ningún lado.

Ya sé: ¿Quién soy yo para hablar de ti? La verdad es que ningún título podría investirme con tal autoridad. Las instituciones presentan muy poco peso para tales fines. No, la verdad es que soy alguien tal y como tú. Soy alguien. Soy algo. Soy una presencia humana más en la tierra. Tal vez nos hemos visto. Tal vez creas que era yo el que compraba el diario ayer, cerca del paradero. O que era yo el que revisaba constantemente el reloj. La verdad, es que no hay diferencia. Podría ser cualquiera. Podría ser todos. Podría ser nadie. O mejor aún, podría ser nada.

¿Pruebas? No es necesario. Tal vez no nos veamos. O tal vez cruzemos miradas mientras pagas el peaje del autobus. Talvez me mires de forma despectiva cuando golpée tu ventana para pedirte por un par de pesos para alguna causa de beneficencia que jamás te interesará. O talvez sientas que quieres pertenecer. Que quieres ser algo más que aquél inútil oficinista que gira una perilla para callar al mundo.

Pero yo te he visto. Si, así es. Te he visto realizando las variadas actividades que haces durante el día. Te he visto pagando las cuentas de tu hogar. Te he visto resignado ante la sentencia médica. Te he visto impotente ante la conclusión policial. Si, te he visto. Sin embargo, no me da el poder de juzgarte, ¿O si? Dejemos ésa pregunta como una retórica para darte algo en qué pensar. Pero, no soy omnipresente, tampoco soy una deidad. Ya te he aclarado mi humana condición. Sabes que estoy tan limitado como tú. Pero tus limitaciones van más allá de unas simples reglas de la física, postuladas por un infeliz que, seguramente por el hambre, se fué a dormir bajo un manzano. Tu estás discapacitado.

¿Cómo, dices? Ya te he dicho que te he visto. No, no digo que tu falta de habilidad al calcular sea una discapacidad. Eso es un rasgo humano, y deberías estar feliz de tenerlo.
Me refiero a otra cosa, algo más particular, y a la vez muy general. Es algo que es tan cierto para ti, como que la historia es imposible de cambiar. Son varias cosas, de hecho. Pero te fueron inculcadas, o impuestas (abogo por lo segundo) a tan temprana edad, que fuiste privado, cercenado de tu humano derecho a cuestionarlo todo. Así es, a eso me refiero.

¿Cuantas veces fuiste catigado, golpeado, y avergonzado por el simple hecho de exigir razones? Incontables veces talvez. Algunos tienen la "suerte" de contar con progenitores más desinteresados. Idiotas que no saben qué se metieron, y menos cómo responder a las dudas de su creación.
Pero no es la realidad de muchos. Es la desgracia de pocos. Yo te ví en tu infancia, y sé que no vivenciaste ése destino. Vi muchas acciones tuyas que fueron meriotrias de una reprimenda.. ¿O realmente fué así?

Te vi cuando te quemaste la mano al ponerla sobre el horno. Si, tu madre te lo digo incontables veces.. "No pongas la mano ahí". Pero lo hiciste de todos modos. Y a pesar del dolor y el sufrimiento que implicó aquél aprendizaje autodidacta, fue necesario, según aquellos guardianes, el implantar medidas más drásticas para el aprendizaje de aquél peligro. Castigos, privaciónes, etc. Estoy seguro que en éso te manejas bien.

Tambien te ví cuando tomaste uno de los cigarrillos de tu tío. Es difícil seleccionar la falta en aquella instancia. ¿Fué porque tu madre y tu padre te dijeron que tales cosas no son para chiquillos de tu edad?¿O fué porque lo escondiste en tu closet? Sin embargo, tomaste uno . Y sigues sano y salvo. Aprendiste un poco de las facetas "oscuras" de la humanidad a temprana edad. ¿Es realmente así? Tus padres no podrían haber llamado "Naturaleza humana" a tu curiosidad, porque aún en tu neonato raciocinio, hubieras entendido que, bajo aquél concepto, tus acciones podrían haberse refugiado bajo la excusa del aprendizaje.

¿Entiendes ahora? Aquella incapacidad de la que te hablaba hace un momento, no se refiere en lo absoluto al ámbito físico o psicológico. Se refiere a algo mucho peor que eso. Se refiere a algo inaceptable para la naturaleza humana. Es algo simplemente inherente, y que nosotros mismos incurrimos en modificar. Claro, podríamos mencionar el concepto de "sociedad", de "modernismo", de "modales" y muchos otros. Pero sólo son una forma de esconder las verdaderas razones de aquella incapacitación autoinflingida.

Tu y yo hemos visto a mucha gente. Hemos visto, entre otros, a esa pareja, la primera de la humanidad. Ellos mismos vivieron incapacitados. Y fueron castigados por responder a una pregunta sumamente racional. No solo éso, sino que fueron castigados por un ser que los ama, pero tuvo que "corregirlos" por haber quebrantado su ley.

Yo he visto a aquél "omnipotente" ser, y puedo decirte que los miedos implantados desde los comienzos de la historia están sumamente infundamentados. Lo he visto, y a la vez no he podido reconocerlo. ¿Porqué? Podría estar viendo a un hombre desamparado, sin más ánimo en la vida que comer los restos que dejaste en el restaurante, y a la vez podría estar viendote a ti, y la diferencia sería nula. Podría estar viendolo a "él", y podría estar viendo a un perro mientras despedaza una pelota, sin diferencia alguna. No se trata simplemente de poderes, de mística o de creencia. Se trata simplemente de quién eres, o de qué eres.

Aquél día que compraste esa televisión, sentiste que nada más te faltaría jamás. Sin embargo, reconocí tu cara el día que compraste aquél sistema de sonido. Eres patético.
No eres aquella televisión que tienes, ni tampoco aquél sistema de sonido, de parlantes con "subwoofer" integrado. Tampoco eres tu teñida Calvin Klein de la temporada pasada. No eres el Chevrolet Aveo que compraste en 12 cuotas el año pasado. Ni mucho menos eres la casa con patio y piscina que heredaste de tus bisabuelos millonarios. Eres simplemente lo que no eres. Eres lo que aspiras ser, y lo que jamás serás.

Jamás tendrás un auto mejor que tu vecino, ni una esposa más bonita que la de tu jefe. Siempre has sido, y siempre serás la escoria intermedia entre las clases socioeconómicas. Eres simplemente un escalón en la evolución destructiva del humano "moderno y racional".
Y siempre lo serás. Sólo preguntate: ¿Porqué voy a trabajar todos los días?
Talvez intentes responder con argumentos humildes, como el deseo de alimentar a tu familia, o el de cumplir los sueños de tus padres, o peor aún, respondiendo al simple e inherente instinto de sobrevivencia.

Tu y yo sabemos que no es así. Te levantas temprano todos los días, para evitar el tráfico claro. Te duchas en menos de 2 minutos, ya que el gas está caro, y no quieres gastas más de lo necesario. Comes poco, ya que sabes que alguien verá tu falsificada cara de hambre en la oficina, y te dará algo de comer. Sonries al jefe cuando pasa, aún cuando sabes que jamás te dará el puesto que quieres, y que, peor aún, se lo dará al idiota que siempre llega tarde, y que se va temprano. Pero sabes que es inevitable. Por más miserable que sea el trato que la vida te da, sabes que el hijo de los magnates tienen la vida acomodada.

Te veo ahora, pensando, o tratando de pensar, en quién eres realmente. No te canses, no llegarás a aquella conclusión. Y tampoco lo hará "él". Tampoco lo hará el sabelotodo que escribió los tomos de lógica psicoanalítica. Son sólo fachadas. Y somos tan ignorantes por aquella invalidez impuesta, que data más allá de los orígenes del tiempo. Sólo nos queda guardar silencio, y citar las palabras de aquellas personas que, supuestamente, saben más que nosotros. Talvez algún día, mientras te veas al espejo en busca de signos, pienses en algúna excusa para tu existencia, o para la mía. Y ése día sabrás realmente qué significa toda la retórica que he intentado crear aquí.

sábado, 5 de julio de 2008

Igualdad

"No entiendo. Yo soy verde, y tu eres rojo.. Estás mal. Es decir, nunca he visto algo como tú. Todos mis cercanos son como yo. Algunos tienen arrugas, otros tienen marcas, pero nadie tiene un color, o una forma tan siquiera parecida a la tuya. ¿Estás enfermo?¿Necesitas ayuda? Digo, mirate. Eres raro.. Eres.. Diferente.. Esto seguramente ha de ser un castigo por haber realizado alguna acometida contra el creador. Si, eso ha de ser. Has sido blasfemo y hereje, resultando en aquella mutación. Merecido lo tienes. Has de saber que ninguno de nosotros comete falta alguna. Nadie se pasa de la raya. Tu has de haberlo hecho, y un buen número de veces. O incluso, puede ser que hayas sido como yo, pero que hayas realizado un acto indebido o inaceptable, por lo cual te han castigado con tan horrenda apariencia. Si, algo así debe haber sido.. Digo, no veo otra explicación. No eres.. Digamos.. Natural.. Eres un.. Ser.. Ente.. Mutante.. La verdad no sé cómo referirme a tu inexplicable apariencia. Eres simplemente raro.. Podrías ser incluso un extra.. ¡Eso ha de ser!¡Eres un extraterrestre! ¡Ya sabía yo que encontraría la razón de tu malformación!¡Espera a que los demás lo sepan! Pero, tranquilo. No es que te vayan a tratar de forma distinta.. Te tratarán acorde a cómo eres.. Digamos, "especial", ya sabes.. Tienes algo que nosotros, los normales, no tenemos.. Me pregunto si serás distinto por dentro, y cuán distinto seas. Supongo que lo sabremos dentro de poco. Cualquiera sea el caso, dudo que podamos curarte de aquella enfermedad. Pero aún si esa posibilidad existiera, creo que yo y el resto no trataríamos de aplicarte aquella cura, ya que esa malformación, sea cual sea su orígen, puedo estar seguro de que es consecuencia de un castigo, y sería en contra de nuestra doctrina el contradecir el mandamiento de un ser superior. Sea como sea, esperamos que seas el único que lleve esta horripilante malformación, o enfermedad, ya que no queremos que infectes a nuestra sociedad. Somos perfectos, ya que Él nos designó así. Somos únicos, y por ello, es nuestro deber purgar éstos lares de seres malformados y desagradables a la vista como tú. Créeme, nos aseguraremos de que así sea."



Cuando la gente se esmere en remover tanta feca de sus cráneos, podremos vislumbrar un mundo donde el calentamiento global no sea el único holocausto de la humanidad.

domingo, 8 de junio de 2008

Silencio

"Atención caballeros. Estamos experimentando un poco de turbulencia, por lo que les pedimos que mantengan la calma, abrochen sus cinturones y mantengan la postura de aterrizaje hasta que el capitán indique lo contrario. Por su atención, muchas gracias."

Unos minutos más tarde, se encontraba en un rincón, herido en el pecho. No entendía, sólo procesaba el hecho de que su vida terminaría dentro de poco.

Se encontraba lejos de cualquier lugar en el que podría encontrar daño, o al menos eso creía, hasta ése día.

Escuchaba pasos. Gente corriendo, niños gritando. Escuchaba el silencio de su fin.

Intentaba mantenerse conciente. Su mente se había llenado de todo excepto de lo que impartían en aquél lugar. De caricaturas, de violencia, de basura intelectual que él encontraba "genial".

Daba cabida para su afección por aquél mundo virtual. Ése, donde los "game over" y los "continue" tenían un arreglo tan simple como el de apretar un botón.

No sabía el logaritmo de 5, pero sabía que un rifle de asalto de infantería tenía capacidad para 30 tiros, lo suficiente como para terminar con las artificiales vidas de sus contrincantes. Personas, que sin conocerse, al momento de ingresar a ése universo paralelo, se odiaban.

"Sin lamentos, sin lloriqueos" era el lema de su avatar. Era uno de los mejores. Nadie podía superarlo. Todos preferían tratar de herirlo a través de otros medios. Trataban de acribillar su orgullo. Pero él sabía que era envidia. Porque solo él podía conseguir puntajes tan altos.

Pero aquél día, a pesar de estar enfrentado a rifles y pistolas, y a pesar de poseer un conocimiento tan vasto sobre el combate, se encontraba en aquella esquina, sangrando, y afrontando un eminente fin.

Torpemente presiona el lugar donde brota aquella substancia que tanto había visto digitalizada.
Para él era un requisito. El mundo virtual debía poseer personajes que al expiar, sufrieran, gritaran y sangraran. Que demostrasen su humanidad a través de la forma más grotesca posible. Y él disfrutaba cada etapa de aquella defunción.

Han pasado ya algunos minutos desde que vió a aquellos personajes. Él los había visto alguna vez en su vida. Tal vez cuando fue a comprar el último videojuego de tiros. O talvéz mientras comía una hamburgesa que su madre, con tanto cariño y esmero le hizo.

Pudo pensar en ella durante un minuto, y las lágrimas acuaron el espeso caudal proveniente de su pecho.

Pensó en cuantas veces no se despidió de ella, y cuantas veces no la saludó. Pensó en cuantas veces no le importó su preocupación, y cuanto la hirió al valorar más sus ambiciones materiales, por sobre el inherente cariño maternal. Cuantas cosas pudo comprender en ésos momentos.

Se sentía cansado, y sabía muy bien lo que ello significaba. Ya casi no sentía su brazo derecho, el cual muchas veces fué apodado de variadas formas por sus artificiales compañeros.

Ya no quedaba mucho. Sólo podía oir las sirenas, las advertencias de los policías. Quería gritar, o hablar, y pedir ayuda. Pero las ojeras evidenciaban algo más allá de la falta de energía.

Pensó en cuantas veces había oído que la gente en aquél estado, veía un transcurso acelerado de su experiencia. Se sentía aliviado, al pensar en que no había visto aquello todavía.

Pensó en sus amigos, en si seguían con vida, o invalidados en algún rincón. Pensó en cuanto hizo con ellos. En esas infantiles bromas, esos exámenes fallidos, y en cómo se burlaban de ello. En cuantas hamburgesas habían comido juntos, y en cuantos problemas habían enfrentado juntos en aquella conocida oficina.

Quería dormir, como tantas veces lo había hecho antes. Miró a su alrededor. Vió a aquellos que nunca conocío, más allá de haberlos visto algúna vez.

Ellos ya no estaban, ya no compartían el miedo y la angustia. Ya se encontraban en aquél lugar.

Pensó finalmente en ellos. En cuanto odio y angusta habían soportado. En todo lo que los llevó a ésto. En las veces que él se había en la misma situación de segregación que ellos. En el ridículo que le habían costado sus aficciones. Y pensó, con cuanto desmedro sin razón dan trato algúnas personas que, a fin de cuentas, son tan imperfectos como cada uno de nosotros.

Cerró sus ojos, jóvenes. Respiró, y con aquella última expiración, abandonó el lugar, que tanta experiencia albergó para él, y que creía conocer tan bien. Nunca pudo llegar a oír razones, sólo sentir consecuencias.

lunes, 21 de abril de 2008

Cosas de la vida

Gente que no valora el esfuerzo ajeno. Gente que se ciega ante una verdad universal. Personas, como tú o como yo, que día a día viven una mentira.

Es una utopía de ensueño.. Un ideal tan deseado como inalcanzable.. Eso de vivir en una sociedad caritativa y amigable. Esas realidades experimentadas por pueblos pequeños, en algunas regiones del mundo. Eso, de saludar, con tanto ahínco y cariño, a alguien que está contigo en algúna fila, o en un patio de comidas. Eso, de ser capaz de compartir con ellos hasta las más profundas penas.
Es posible, o de esa forma algunos quieren que fuese nuestra realidad, la de un mundo capitalista tercermundista.

Es en éste remoto rincón del mundo, donde se viven una de las miles realidades de las cuales el mundo subsiste hoy en día. Esa gris y fría realidad, aún en aquellos alegres días estivaeles, es la que no perdona, ni permite soñar despierto.

Es la gente.. Esa gente que se ven las caras todos los días; que creen conocerse por saber cómo visten cada día de la semana; que creen cómo piensa el prójimo. Se alimentan constantemente de una soberbia infundamentada. De aquella desesperada búsqueda por una superioridad intelectual y personal por sobre los otros.

Parece lejano, y a la vez tan real como lo es el despertar con el sol cada mañana.

Yo miro a aquella gente perderse en el tumulto matinal. Los entiendo. Seré uno más de ellos dentro de poco. Tal vez antes de lo que yo espere.

Tantas realidades distintas. Tantos puntos de vista diferentes. Es intrigante acaparar una concepción de esa magnitud. Me da algo en qué pensar durante mi tiempo libre.

Y tras esa realidad, me es posible encontrar algo de mí mismo. Algo, o más bien algunas personas, con las que comparto muy a menudo mis experiencias y desaveniencias.

Son como yo, o yo soy como ellos. Compartimos ciertas características, formas de pensar, gustos, en fin. Completamos el esquema de convivencia social de acuerdo a los cánones de la sociedad actual. Con eso ha de bastar.

Me detengo a pensar sobre aquellas personas, que han demostrado ser valerosas de mi completa confianza, y más aún, de mi incondicional cariño. Una duda no existe con respecto a cualquier cosa que sea necesaria que deba realizar por ellos.

A la vez, me enorgullezco de los títulos que he ganado: El ser una persona de la misma, o incluso más importancia para ellos, como ellos lo son para mí. Siempre ha sido motivo de alegría, el saber que yo cuento con ellos, como ellos cuentan conmigo. Y es un deber inherente, asistirlos en cualquier forma posible, sin importar el medio o el costo que ésto implique.

Y entre aquellos seres queridos, observo a otras personas, que entregan con tanta facilidad, casi con descuido, aquél preciado regalo; ésa nominación o envestidura que conlleva tanta importancia, según yo lo veo.

Es aquella gente que no ve lo mucho que vale aquella simple palabra. Aquellos, que la incorporan a su léxico de uso diario, obviando la magnitud que implica, sin jamás reconocer, o al menos tildar la razón, o la pluralidad de éstas, por las cuales aquella persona ha sido digna de tal muestra de confianza.

Es motivo de tristeza, el ver cómo aquella gente, sin siquiera advertirlo, ve aquél regalo que tan descuidadamente otorgaron, manchado por aquellos valores que contradicen a cabalidad, aquellos que comprenden el lazo que se forma gracias a tal simple palabra.

A la vez, me alegro, irónicamente en su tristeza, al ver a mis amigos, que no llenarían mi pieza. Con suerte, podrían ocupar la mitad de ella.

Pero son esas personas, las cuales me entregan su cariño y confianza, de tal forma como yo les entrego a ellas, aquellos presentes.

Es mi motivo de ser, y de alegría. El despertar cada mañana, y pensar en ellos. Porque sé que ellos pensarán en mí también.

Gracias.

jueves, 20 de marzo de 2008

Miedo

"..¿Y es así cómo reacciona el mundo? ¿Con enojo y resentimiento? ¿Todo porque no concordamos en sentimientos?"

Volvió a su tarea. No era agradable de ver, ni tampoco de sentir. Arremetió unas cuantas veces más, hasta que el caudal de aquél denso líquido, proveniente de sus nudillos, se puso demasiado torrentoso.

Era un día de aquellos..De esos días que uno recuerda cuando ríe, o es alegre. Cuando se encuentra en un estado opuesto al de aquél entonces.
En ése momento, él no sabía nada.. Sólo quería descargar la ira incomprendida aglutinada en sus entrañas.
Las obscenidades que expelía eran únicamente comparables al flagelo que se auto-cometía. Una actividad barbárica para algunos.. Pero para él, la única forma de liberar tanto pensamiento confuso, que lo mantenía despierto.. Que le impedía pensar en alegría.

Aquella retórica de la infelicidad humana..El porqué de sus pobres elecciones, hechas intrínsicamente por su lado más profundo.. El porqué del desdén ajeno al colidar en lo que se piensa del prójimo.
Aquella salida.. Una nueva persona en su universo.. Creyó, en ése momento, que sus miedos eran infundamentados, y aliviado disfrutó de aquella conversación.. Sin saberlo, había plantado algo..
Algo que el creyó podía ser normal, sin ir más allá.. Pero se equivocaba.. La gente espera de él, algo que no puede brindarles.. Y la indignación o la decepción es lo que recibe a cambio de lo que si puede, y está dispuesto a entregar.

Ese miedo, exponenciado, se dejó sentir a la mañana siguiente.. Deseoso de desaparecer, de esconderse y atacar a quien se acercase.. No podía entenderlo, y a medida que se acercaba la verdad, una confesión lo confirmó.

Aún falto de razones, sintió como si hubiese cometido una decepción. Y la ira, ese flujo hirviente, lo recorrió, y sin capacidad para analizar ese porqué, decidió revelar su disgusto a su entorno físico, de la manera que lo había hecho muchas veces antes..

Tal vez fue mejor así. Reprimir el odio al concreto, inconciente de la falta cometida, antes que a una persona.. Alguien, que podría sentir el desconcierto de haber recibido algo que no pidió, y que se aseguró que el mundo lo entendiese así.

viernes, 14 de marzo de 2008

Olvidar a alguien que no existió..

Esas memorias, antiguas memorias.. Esas, que te traen buenos y malos recuerdos sobre lugares, acontecimientos, personas, etc. Aquellas cosas, que surgen inesperadamente en la mente, en cualquier momento o lugar, o a la presencia de un indicio que desate todo aquel memento de vida.

Puede suceder en cualquier lugar, en cualquier momento.. En la plaza, en el hogar, mientras andas en el metro, o caminas hacia la confusión en caminos conocidos. Sea cual sea la situación, algo en común poseen aquellos "flashbacks". La suspensión momentánea del individuo.

Es casi de Hollywood. Es como si, por un momento, que parece una eternidad, el tiempo pareciera tan lento.. Casi pareciera como si se estuviese atrapado en una fotografía. Y es entonces, cuando todo ese recuento mental vuelve a la superficie e invade la conciencia.

Algo parecído me sucedió hace ya algunos días. Disfrutando una apacible caminata por un lugar cercano a mi conocido hogar, algo tan simple como una melodía, ni siquiera la letra de aquella canción que gusto de escuchar a menudo.. No.. Sólo la melodía de un segmento de ella.. Fue capaz de abrir ese baúl, celosamente resguardado en las profundidades de las lagunas.
Fue como si tuviese convulsiones. Instantáneamente, los recuerdos emergieron a la velocidad de la luz. No podría haberlos detenido, aún si así lo hubiese querido.. Pero, la verdad es que, esperaba aquel momento.. Le temía, muy dentro de mí.. Pero lo esperaba..

Y fue ella, su imagen, su melodía.. Su aura, quien invadió una privacidad y calma ganada luego de luchar sufrídamente. Ella, invadió mi cuerpo y mente, y manipuló mis sentimientos irresponsablemente. En aquel momento, no tuve la capacidad de cuestionar el porqué, sólo intentar procesar tanto que conocía tan bien en el pasado. Fue como intentar mantener la postura en un túnel de viento.. Era duro, casi imposible. La facilidad que mostraba el simplemente caer era atrayente, pero sabía muy bien lo que eso significaba. Era demasiado fuerte; Eran muchas cosas las que venían hacia mí en un mismo momento.

Y es que.. Ella, fue quien tuvo algo que nunca entregué. Ella fue quien me privó de mi razón. Parecía un dogma, el obedecer tan ciegamente a aquél sentimiento. Pero, era feliz haciendolo.. Fuí feliz.. Parecía tan fácil. Su regazo y cariño era todo lo que hubiese necesitado para vivir. Nada me faltará..

Mis ojos no podían resistir aquel vertiginoso viaje.. Tampoco mi cuerpo. Era algo que decidí guardar, algo que decidí alejar y visitar cuando estuviese en las condiciones de hacerlo.
Lo que parecía una película desfiló graciosamente ante mis ojos, mientras el mundo esperaba pacientemente.

No hubo créditos.. Salvo aquella sustancia salada en en suelo.. Un ceño fruncido anunció al mundo que podía retornar a su normal ritmo. Y las luces nocturnas, aquellas estrellas fugaces, me sorpendieron, al anunciarme cuanto tiempo estuve ausente de la vida.

Una vez más, vuelven a su lugar.. Quien sabe.. Tal vez, me invadan por la culpa de un color, talvez sea alguna palabra que me haga recordar lo que olvidé.

jueves, 21 de febrero de 2008

Fulgor

Unas palabras de mando fueron los primeros versos que oí esta mañana. Ordenes, de salir de mi catre a la (en ese momento) fría calle. No fue eso, sin embargo, lo que me impulsó a descubir mi vista completamente, sino que fue un destello dorado entrando por un rendijo entre las pesadas cortinas de mi ventana, que privan terminantemente aquellos rayos cegadores.

Aquel rayo, era ínfimo, casi pasaba desapercibido. Pero mis nocturnos ojos no tuvieron dificultad para reconocerlo. Era un hermoso hilo dorado que cortaba la obscuridad. Un trazo perfecto, sin falencia alguna; ninguna impureza que reclamar.

Pocas veces he dado tanta importancia a un haz de luz, pero debo decir que esta vez, he mirado aquel tímido trazo solar con otros ojos. Mi forma de admirar aquella hebra era casi morboso, tanto así que podría haber pasado toda la mañana haciendolo. Era simplemente hipnotizante.

Esa línea perfecta parecía traspasar todo a su paso. Me rehusaba a creer que su trayecto terminaba en mi alfombra, la cual de su color azul, pasaba a ser un celeste "onírico". Teñía todo a su paso. Hasta la penumbra tomaba un color digno de admiración con el tenue dorado proveniente del firmamento.

Tal como un niño, quise sentir aquella mágia, tan común y corriente para algunos. En mi estupor, me acerqué lentamente, disfrutando la proximidad a aquella fuente de luz. Me senté finalmente en el suelo, y acerqué mi mano hacia ese tubo destellante. Prontamente, sentí el agrado de estrechar la mano con esa estrella famosa.

Si bien la sangre es purificada y bombeada por ése órgano del amor, por un momento sení que mi sangre resurgía de aquel punto cálido en mi mano. Sentía su calidez por todo mi cuerpo. Era embriagante. Todo mi cuerpo lentamente caía en un sopor delicioso. Era realmente renovador.

Mis deberes me privaron de continuar el goze de aquella fuente de felicidad, que es tan accesible, incluso desagradable durante éstos días. Pero, a pesar de lo mundano y corriente que puede resultar una experiencia así, creo que olvidar aquél momento que compartí con ese escuálido, aunque perfecto trazo solar, será algo que no haré durante algún tiempo.

El sol es algo que menospreciamos diariamente, como muchas cosas en ésta vida. Efímeros momentos así me hacen recordar aquellas cosas.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Camino

Y sin más, lo dejó en su tristeza y confusión. Sabía que lo que había hecho causaría algo grande en él, para bien o para mal. Al final, para ella esto era el fin de una situación, que llegó a ser triste y melancólica. Sabía que era lo mejor, o al menos se lo repetía para convencerse.

Sabía que ya no podría hablarle. Sabía que esos adjetivos ya eran inapropiados. Sin embargo, el mas mínimo pensamiento relacionado con él suscitaba tales palabras. Sabía bien que no sería fácil, por más que intentó llenar la boca de sus pensamientos.

Había hecho un daño.

Pasadas dos horas, él recién tuvo las fuerzas para levantarse. El sentimiento era escalofriantemente similar al de un accidente automovilistico. No sentía su cuerpo, y su cabeza apenas respondía. Estaba deshecho.

El camino a casa, sin embargo, fue uno de los más rapidos, y a la vez, más lentos que sintió alguna vez caminar. Obvió varias veces impurezas del pavimento, haciendolo caer. La gente lo miraba, algunos con risa, otros, que entendían mejor la situación, lo ayudaron a ponerse de pie. El no quería ayuda, no la necesitaba. Era inutil. Su deseo era quedarse en aquel frio abismo gris. Para qué ponerse de pie. No habia sentido. Ella no volvería, y tampoco su ánimo.

Al llegar a casa, su aspecto generó discordia entre sus consanguineos. Maltrecho, sangrentado por los roces, y desahuciado por aquel momento de intenso dolor. Pareciera que padecía de una hipocondría aguda. Pero ellos no entendían. No podrían entenderlo. Para ellos, era solo un juego, era algo irreal y condenado a la extinción. Él los odiaba por ello, jamás creyeron en él.

Lo recordaba como si fuera ayer.

Si bien era sumamente extrovertido para sus cosas, en éste ámbito era algo reservado, casi egoísta.
No lo contó, ellos lo supieron por sospechas, y evidencias mal cubiertas por él. Sus coartadas no sirvieron por mucho tiempo. Pero al darse cuenta del medio, de la modalidad, se burlaron. Lo ridiculizaron, lo condenaron, lo abandonaron. Él se sintió triste, pero mantuvo su frente en alto. Sabía que habia alguien que lo quería, a pesar de todo. Eso pensaba él.

Tantas historias, tantos recuerdos. Es tan fácil teñir de dolor algo tan alegre e irreal.

Lo recordaba como si fuese ayer..

Pero el ayer murió con ella, y el hoy nacía con esas lágrimas internas. Nadie quiso fraternizar con él. Consideraban que el tiempo lo arreglaría. Y al final, tuvieron razón.
Miró hacia atrás, y pensó en todo lo que le dijeron, y todo lo que ensordeció con el corazón. Se consideró un estupido un par de veces, y un imbécil sin causa en otras.

Se lleva la manga de su chaqueta al rostro, y mira hacia el suelo. Silencia el fuego de su tabaco, y expele su nombre por última vez. Sabe que, de hoy en adelante, lo dirá como si fuese un nombre cualquiera, o así lo quisiera.

Camina por las calles, viendo los rostros de las personas. Ellos les devuelven el análisis. Intercambian veredictos y siguen su camino.

Él solo piensa: "Imbéciles, ya verán cuando llegue el atardecer"

Y cierra los ojos una vez más.

Inconcluso


Son las 3:40 de la mañana, y me encuentro deambulado en mis pensamientos.

"¿Porqué me rehuso a seguir fuera de mi cuerpo?"

La simple idea podría mantenerme pensando por varios días. Ya lo ha hecho. Pero a pesar de toda indagación en el tema, lo cierto es que, inevitablemente, 3:00am se ha convertido en una serie de dígitos y letras que, por alguna razón desconocida, son capaces de privarme de algo tan sagrado y personal como lo son los sueños.

Aún recuerdo con lo que mi mente jugaba antes de ser abruptamente retirado de mi fantasía. Me encontraba en un lugar desértico, y por alguna razón podía surcar los aires, en busca de algo que no tenía forma; talvez ni existia. Pero quien dice que los sueños poseen lógica. Sin más, me encontré con esa persona que estuvo en el vientre materno, 3 años antes que yo. Hablamos de las más triviales estupideces, que carecían completamente de sentido. Sin embargo, no dubité en algún momento de responder cuanta idiotez me surgiera del pensamiento.

Sin mas, mis ojos se abrieron, sin que yo sintiera la diferencia. Con desgano y un dejo de tristeza, me doy cuenta de que he vuelto a mi cuerpo, demasiado temprano. Tanteo en la obscuridad, para encontrar algo que confirme mis temores. Siento mi viejo compañero móvil, y a pesar de que sus mejores años ya han pasado, aún sigue fiel a mi servicio. Sin tener que pedirselo, me da la hora, y el patrón de sueño se vuelve evidente: Esta maldita hora me priva, consecuentemente, de un sueño prolongado y de un amanecer ameno.

A pesar de que, en un comienzo, no dudé en utilizar palabras profanas para culpar a un ente inexistente por este adulterio del sueño, ya es algo que simplemente no tiene solución que yo podría proveer. Drogas, brevajes, todo aquello no natural que podría sacarme de ésta situación. Parece tán fácil. Ojalá lo fuese.

Lo cierto es que, yo me encuentro nuevamente aquí, cuando debería estar allá

martes, 19 de febrero de 2008

Libre


Pensamientos que te mantienen despierto de noche, o peor aún: Te privan de él. Pensamientos que te agobian, y transgiversan tu forma de actuar. Acaparan toda tu atención.

"Pero, ¡Ya les dí una respuesta! Un silencio responde. No fue suficiente. Ellos quieren más. Porque ellos son yo, y yo soy ellos. No basta con tapar con un dedo el sol. Es necesario ocultarse de él, o enfrentarlo de una vez. Y esa decisión es crucial, porque escapar es posible, pero no sin su debida penitencia."

Ese rubor que lleva en los ojos, ese dejo de indiferencia, ese mirar al vacío, son clara evidencia de su falta de descanso. Pasa los días caminando por su casa y por sus alrededores, buscando algo que no podrá encontrarse con su vista. Desesperado, sin escuchar su jadear, se desploma. Durante ese obscuro silencio, escucha a lo lejos, algo que le dice, en palabras simples: "no te levantes, no vales la pena".

Pasan las noches, y no es posible que llege a un acuerdo con la almohada. Adolorido y confundido, intenta mezclarse con la obscuridad de su indiferencia. Quiere evitar ser objeto de burla y de risa, por lo que se convierte en lo que evita. Se vuelve huraño y lentamente deja de lamentar todo aquello que ha perdido.

Dejó de ser el personaje que tanto le gustaba interpretar. Aquel alegre y jovial tipo que gustaba de la compañia de todos. Aquel que jamás dudaba en hacer un favor, incluso por aquel que había rechazado la idea de realizar ese acto de "amistad temporal". No, ahora se ha convertido en aquel personaje triste y solitario, que evita comentarios, pero que atrae miradas adonde sea que va. Todos quieren preguntarle qué diablos le pasa, sin embargo, nadie quiere arriesgarse a una respuesta desagradable. Y hacen bien, porque es precisamente lo que les espera.

Aquel tipo, ese que camina emulando odio y tristeza, quien no fija sus ojos en nada que no sea su objetivo. Aquel que, sin embargo, extraña ese intrigante sonido de su cajetilla parlante.

Los días pasan y las noches queman, y aquel tipo continua buscando respuesta a aquellas preguntas insaciables de respuestas. Obtuvo lo que quiso, pero perdió lo que amaba.

"Y ahora, qué cresta?"