sábado, 16 de agosto de 2008

Alegre

Te veo, a través de una ventana invisible. No me conoces aún, pero yo te conozco, completamente. Conozco tus gustos, tus miedos y tus sueños. Conozco las cosas que te desagradan, y las que desearías hacer. Eres mis ojos en el agua.

Te veo como un recuerdo, tan frágil y pequeño. Eres un pequeño ser, lleno de alegría y felicidad. Agradas a la gente y a tus padres. No eres un alumno ejemplar, pero no importa: eres una buena persona.

Te agrada comer, y jugar en el computador, con la asistencia de tu hermano claro, a quien tanto admiras. Te encanta ver cómo él arregla los desperfectos que creas, e intentas demostrar la devoción y cariño que le tienes, aún cuando a él no le importa.

Haces enojar a tus padres, más que nada a tu madre. Si, lo sé bien. Pero sabes que en el fondo, ella te quiere; te ama. No importa cuantas veces te corrija y te grite, sabes que lo hace no por tu mal, sino por todo lo contrario.

Eres un niño.. Un buen niño.. Alejado de todo aquello que pudiera pervertirte. Eres sano, y disfrutas de la vida. Eres alegre.. Simplemente un niñito alegre.

Tienes un carácter algo obcecado, claro. Si, lo he visto, y tu padre lo recuerda con cariño. Pero más allá de esas insistencias, sabes bien que no será capaz de negarte nada. Ah, si no has sido mimado.

Te gusta salir a caminar con tu madre. Te gusta acompañarla. Más que por el simple hecho de enorgullecerla y disfrutar de su compañía, es porque quieres asegurarte de que nada malo le ocurra, aún cuando sabes la poca protección que podrías otorgar.

Alegre.. Una sonrisa.. Tu sonrisa, es tu firma. Todos te conocen por ella. Y todos tienen una sonrisa para darte.

Claro.. Allá en el colegio, las cosas son algo distintas. Ahí están tus compañeros, que ven en tu alegría, una excusa de burla. Te molestan, y se ríen de ti.

No eres capaz de entender. ¿Porqué se ríen de mi? Una pregunta que te ha de acompañar por un buen tiempo. No eres un niño problemático. Sólo te juntas con los que crees son tus amigos, los cuales se ríen a tus espaldas.

Sientes una enorme soledad. Sientes que no puedes confiar en nadie. Te entiendo, más de lo que crees.

Y a medida que pasen los años, irás entendiendo, de la manera más difícil, que la alegría no es una faceta aceptable. No, el niño alegre no es admisible aquí.

E irás perdiendo esa característica alegría tuya, día tras día, año tras año. Es un pronóstico oscuro, lo sé. Pero al final, tampoco sabrás si fue lo mejor.

Más allá de lo que pueda ocurrirte, pequeño, quiero decirte, o intentar hacerlo, palabras que te motiven. Quiero darte un abrazo, y decirte que todo estará bien. Quiero secar tus lágrimas y comprarte un helado, de chocolate, que tanto te gusta. Quiero caminar contigo por el parque hasta que finalmente el tramo se acabe, y todo termine para ti.

No estés triste. Aquél dolor será sólo momentáneo. Esos años, arduos años, serán más que un calvario para ti. Te convertirás en lo que añoras, y en lo que detestas. Serás el fruto de tu experiencia.

Pero por ahora, no te preocupes de eso. Quise verte hoy, para añorar tu alegría, tu inexistente pesimismo que te marcará algún día. Quiero recordarte por siempre, en tu uniforme, con una sonrisa enorme, de la mano de tu madre, caminando por ahí, sin nada por lo cual estar triste. No quiero jamás olvidarte, muchacho.

Te extrañaré por siempre, y tu recuerdo será una lágrima en mi árido rostro.

Dulces sueños, pequeño mío. Mañana será otro día para olvidar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo tantas sensaciones y cuestiones en mi mente que no, no sé cómo escribirte.