viernes, 15 de agosto de 2008

Fugaz

Lo sé, y lo siento. No debería liberarme de ésta manera. La verdad, creo que no estoy muy bien. He tomado mis pastillas, pero siento que no es más efectivo que escuchar la causa de ello.

Hace dos días la vi pasar. No me reconoció. La verdad no puedo culparla. Parte de las razones de porqué muté cutaneamente fue por lo mismo que se devanea mi mente en éste momento. No es nada grave, nada de qué preocuparse. Sin embargo, mentiría si dijese que no sentí una leve ventisca helada cuando cometió aquella negligencia. Creí que habíamos entablado algo, una relación.. Incluso, si me lo permito, una amistad. Creo que nuevamente dejé volar mi imaginación.

Recuerdo aquél día. Era una simple excursión con unos cuantos interesados, nada fuera de lo común. No tenía fe en ver, o conocer a alguien con el que quisiera hablar.
Pero, me tomó por sorpresa. No la noté en principio, la verdad. Pero por las circunstancias, por las que incontablemente he suplicado en el pasado, tuvimos algo de qué hablar.

Prácticamente, fuimos encerrados. Era simplemente unos momentos quietos en la velocidad, sin embargo, fueron lo suficiente para mi. Lo admito, caí. Talvez fueron sus ojos, o su bella carita, o talvez simplemente mi mente y mi corazón se debaten el control en medio de una fusta desesperada. Talvez fue una simple coincidencia; una alineación que nuevamente no pude preever, como nada en aquél día.

El lugar era bastante agradable, lleno de sapiencia. Hice lo mejor que pude para aprovecharla, me contento con ello. Pero era ella, ella, la obra que quería ver y comentar. Era ella la muestra a cuyo autor quería alabar, en desmedro claramente de los objetivos que me impuse aquél día.

Luego, ya en un tono olvidado de convivencia, pude estar cerca de ella, celosamente planeando y asegurandome que así fuera. Pude sentir esa sensación que creía haber olvidado. Eso de.. Querer el bien mayor, sólo para ella. Esa incesante sensación de protegerla, y cuidarla. No pude entender hoy, aún en éste momento que destapo mis dedos. Y era consecutivo, o talvez para mi lo fué. Sus gestos, sus ofrecimientos. Todo me hacía caer en un sopor, en un estado inusual en mí. Algo que tantos años me costó paliar e intentar olvidar. Ese lado.. Ese maldito lado.. Sumamente deleznable.

Sin embargo, disfrutaba cada momento, cada segundo. Era adictiva, no podía alejarme de ella, y sin embargo todo en mí me causaba un malestar, una contradicción severa. Era la dualidad de la cual todos hablan, ¿O fúe así? ¿Acaso no fué simplemente el desenfreno de mi abnegada fantasía, lo que trató (y logró) de hacerme creer que realmente pude ver en alguien más, el reflejo de algo tan abstracto, como lo es la perdída mitad de mi mismo?

Ni mil años de disciplinada filosofía y meditación podrían llevarme a un resultado concluyente.. Es simplemente el designio, el castigo, o la carga que hemos de soportar. La ambigüedad de nuestra existencia, y el apogeo de ella, que son nuestras interrelaciones.

Más allá de todo lo que pude creer, o intentar creer, no tuve las agallas de arriesgar una comodidad para saciar mi addición de ella. No, es mi debilidad, mi flojera, maldita sea.

Y fue mi punición hasta hoy, y lo será hasta enmendar mi pecado. El dejarla ir sin saber si realmente ella es mi grial, o al menos dilucidar cualquier duda respecto a ello.

Intento hoy escalar todo lo que podría ser un sueño; derrumbar lo que podría significar un despertar empapado en sudor frío. Y es verdad, temo su posible aversión, aún cuando pueda inferirlo dado los hechos. Y es en éste momento, donde debo romper con lo estipulado, y tentar a mis propios caprichos, arriesgando talvez la última oportunidad de buscar lo que nunca perdí.

Será realmente, la innombrable variante, la que decida si ésta vez, es simplemente un engorroso recordatorio, que plasme en mi carácter el hecho de que no nací para ello; que no fui diseñado para entregarme, o que finalmente, aún en plena etapa novicia, pueda finlamente saber cómo es el sentir el palpitar de alguien más.

Sea lo que sea, hay algo seguro: Nunca podré olvidar la demanda de un adiós, que le exigí por no percatarse de mis inusuales dejos. Ni la última palabra que me dijo, aún a distancia, pero que pude oír tan claramente, a pesar del miserable contexto acústico.. No, yo si puedo prestar mi atención, y por sobretodo a ti, amor, que eres mi quimera, y que a pesar de haberte amado fugazmente, a pesar de haberte demostrado infantilmente mi ser, pudiste olvidarme, a pesar del efímero espacio temporal que compartimos. Y seré yo entonces, egoísta como soy, quien guardará aquél recuerdo, celosamente, e intentará encontrarte, para que me olvides nuevamente.

Apaga la luz, porfavor.

2 comentarios:

franciscow dijo...

Creo que es... No, estoy seguro de que es lo que más me ha gustado de lo que has escrito. Me hizo pensar en el pasado, y no fue para nada malo.
Felicitaciones, es difícil que algo intencional me haga sentir así.

Anónimo dijo...

Horrible es cuando algo significa mucho más para nosotros. Sule suceder que quizás... estamos siempre tan quietos, tan meditativos, tan pensantes que no nos dejamos llevar por "eso". Pero llega alguien y nos saca de ese pensamiento que teníamos hace muchos, muchos años. Nos saca sin querer hacerlo y ni siquiera se percata, porque nos transformamos en su presencia. Entonces nuestro interior puede cantar y bailar aunque sea fugazmente, y lo hace con un sentimiento inexplicable e irrepetible. Después de esto... quieres volver a repetirlo, pero cuando estás completamente solo no funciona.

Tampoco estoy preparada para estar junto a alguien y en realidad, pienso que tampoco nací para ello.