martes, 19 de febrero de 2008

Libre


Pensamientos que te mantienen despierto de noche, o peor aún: Te privan de él. Pensamientos que te agobian, y transgiversan tu forma de actuar. Acaparan toda tu atención.

"Pero, ¡Ya les dí una respuesta! Un silencio responde. No fue suficiente. Ellos quieren más. Porque ellos son yo, y yo soy ellos. No basta con tapar con un dedo el sol. Es necesario ocultarse de él, o enfrentarlo de una vez. Y esa decisión es crucial, porque escapar es posible, pero no sin su debida penitencia."

Ese rubor que lleva en los ojos, ese dejo de indiferencia, ese mirar al vacío, son clara evidencia de su falta de descanso. Pasa los días caminando por su casa y por sus alrededores, buscando algo que no podrá encontrarse con su vista. Desesperado, sin escuchar su jadear, se desploma. Durante ese obscuro silencio, escucha a lo lejos, algo que le dice, en palabras simples: "no te levantes, no vales la pena".

Pasan las noches, y no es posible que llege a un acuerdo con la almohada. Adolorido y confundido, intenta mezclarse con la obscuridad de su indiferencia. Quiere evitar ser objeto de burla y de risa, por lo que se convierte en lo que evita. Se vuelve huraño y lentamente deja de lamentar todo aquello que ha perdido.

Dejó de ser el personaje que tanto le gustaba interpretar. Aquel alegre y jovial tipo que gustaba de la compañia de todos. Aquel que jamás dudaba en hacer un favor, incluso por aquel que había rechazado la idea de realizar ese acto de "amistad temporal". No, ahora se ha convertido en aquel personaje triste y solitario, que evita comentarios, pero que atrae miradas adonde sea que va. Todos quieren preguntarle qué diablos le pasa, sin embargo, nadie quiere arriesgarse a una respuesta desagradable. Y hacen bien, porque es precisamente lo que les espera.

Aquel tipo, ese que camina emulando odio y tristeza, quien no fija sus ojos en nada que no sea su objetivo. Aquel que, sin embargo, extraña ese intrigante sonido de su cajetilla parlante.

Los días pasan y las noches queman, y aquel tipo continua buscando respuesta a aquellas preguntas insaciables de respuestas. Obtuvo lo que quiso, pero perdió lo que amaba.

"Y ahora, qué cresta?"

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